DEL ESPÍRITU Y LA MATERIA DE LA PINTURA

ORLANDO AGUDELO BOTERO: DEL ESPÍRITU Y LA MATERIA DE LA PINTURA

 

Es la relación dramática entre lo que se es para la vida y lo que se es para la pintura, lo que se está constantemente resolviendo o no, en la pintura de Orlando Agudelo Botero, y  es allí donde radica la tensión mayor y más poderosa en la que es necesario involucrar y someter las fuerzas de lo racional y las de lo intuicional, que él hace y realiza por medio de la conciencia trascendental que tiene y que ha construido en sí mismo, sobre el destino irrevocable que tiene en él y para la pintura. 

Y es esa una lucidez tormentosa y una verdad indecible, pero también está misma tormentosidad e indecibilidad, son las que hacen más luminosa en su ser, la verdad trascendente que es  la que transmite desde sus pinturas. 

No hay una teorética vacía, quiero decir, hay tensiones y trances del drama mismo causados por el hecho de ser pintor y tener la pintura para comunicarse con todos los hombres del mundo, como si una esperanza sobre el destino suyo y el de la humanidad, lo sostuviera incólume e indestructible en ella y desde allí entonces su pintura, hiciera  también la tarea para la construcción de esa nueva humanidad, que él busca y para la que pinta. 

Cada artista, como lo sostenía y afirmaba, E. H. Gombrich, hace su historia del arte, y es él, quién ha de saber cómo hallar y como construir entonces un estilo que lo caracterice y diferencie de los otros pintores. O sea, que conociendo y teniendo trato y relaciones exaltadas y excitadas en la observación sensible y crítica de la historia del arte, y  pueda llevarle a la transformación de la misma, y desde allí extraer su estilo, y por lo mismo entonces podemos estar ante un estilo nuevo. El estilo nuevo, se hace evidente cuando el pintor se instala o no, se relaciona o no con otros estilos pictóricos. Y sabe cómo poseerlos y como destruirlos. Forma mixturas y combinaciones nuevas. Extraordinarias y desconocidas. 

El estilo nuevo, ha de tratar como lo hace Orlando Agudelo Botero, en su vida y su pintura, de lo que denominamos, en ellas, el estilo inexorable, que como decíamos, está inmerso e interiorizado en su destino como pintor. El pintor da la medida de su destino como pintor y causa un nuevo destino y sentido a su pintura. 

En esa búsqueda se ha mantenido y se mantendrá, sin duda esta pintura, que desde su simbolismo irreductible y ascetismo excitante, del color y la línea,  de su forma y contenido, de su espíritu y materia, se realiza en sus movimientos posibles e imposibles, visibles e invisibles, como su obra viviente (así llamaba Rilke la obra de Rodin).Y esto de la obra viviente, lo decimos porque la pintura de Orlando Agudelo Botero, vive en él y nos hace vivir a nosotros; porque nos lo presenta, nos lo propone y nos lo  propicia como resultado de su indeleble y hermosa conciencia de sí, que llena de luz, haciendo de su pintura una revelación de que aquello que estando en nosotros no lo sabíamos o no lo habíamos descubierto, por lo que lo intensifica y lo hace más poderoso en la sensitiva de cada uno. 

Y cada pintura es el resultado de una meditación sobre el ser y el destino del hombre, de la humanidad; sobre la esperanza y la desesperación del hombre, y como dominarlas, como transformarlas en la quietud tras el conocimiento de uno mismo por medio de su pintura. 

Por eso mismo entonces, el tema de esta exposición, está interiormente relacionado con el de la Naturaleza (physis), y dentro de esa Naturaleza que es también la nuestra, Orlando Agudelo Botero, ha sentido desde su vida sorprendida y llena de asombro físico y metafísico,  la necesidad de mediar con esa naturaleza, por medio del Gran Árbol de la Humanidad (de los Desamparados, del Árbol Interno, del Árbol Genealógico, del Árbol del Renacimiento, de la Creatividad), que están dentro de él mismo y dentro de nosotros. Revelarse a él mismo y a nosotros, la verdad del conocimiento de la vida y la pintura como vida, desde su experiencia (empeiría)  de la vida y la pintura, de una manera exclamada y exclamante. 

Óscar Jairo González Hernández 

Profesor de Historia del Arte 

Facultad de Comunicación. Comunicación y Lenguajes Audiovisuales. Universidad de Medellín

Junio 2015 


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